Hay proyectos de porteo que enamoran y cambian vidas. Y este es uno de ellos. Brasil es para mi uno de esos países que llevo en el corazón bien agarrado. Fue el país de acogida de mis abuelos y de mi madre desde 1958 a 1968. Les acogió como acogen los brasileños, con cariño y sonrisas. Gracias a ellos y a mis primas brasileñas, he podido conocer de primera mano la difícil situación económica y social durante muchos años.
Aunque aparentemente la situación de las familias con hijos no es muy diferente o por lo menos muy similar en algunas cosas, el contexto económico y social hace que sea aún más complicado.
Así que cuando Barbará me contactó con su precioso proyecto de divulgación del porteo y todo lo que hacían mediante su transmisión a las familias, le pedí por favor que me contará más. Y surgió este post.
En la Semana Internacional de la Crianza en Brazos, seguimos celebrando #elmejorlugarSICB2016 <3.
El porteo como herramienta
Dice un refrán africano: “Si quieres ir deprisa vete solo; si quieres ir lejos, vete acompañado”. Nosotras, mujeres, al quedarnos embarazadas, reconocemos literalmente el sentido de “ir acompañado”. Muchas veces, el ir acompañado también implica ir más despacio. Nuestro cuerpo nos obliga a desacelerarnos, pues que ahora estamos acompañadas, estamos gestando otro ser. Cuando el bebé nace (o llega por otros medios como la adopción) ese “ir acompañado” se intensifica.
El descubrimiento del porteo en ese momento revoluciona la maternidad. Usando portabebés podemos llegar lejos «yendo acompañadas», y aún así, conseguir un ritmo cercano a nuestros antiguos pasos y a los nuevos deseos. Porque si la maternidad nos abre un portal a un espacio-tiempo riquísimo (nos sumerge en la diada madre-hijo) también nos lleva una situación que, a veces, causa angustia por la desaceleración producida con la llegada del bebé, que se parece muy poco al mundo en el que vivíamos antes.
Lo que debe ser un momento de descubrimientos, placer, dolor, autoconocimiento, crecimiento y renacimiento (o sea, de empoderamiento), se convierte, sobre todo, en angustia de vivir a un ritmo totalmente apartado del mundo. Se transforma en soledad, en falta de una red de apoyo, de autocuidado, etcétera. Esto provoca una falsa dicotomía: si estoy con un bebé, estoy apartada del mundo; si estoy en el mundo, estoy separada de mi bebé.
Así, la maternidad se vuelve un estado que parece no encajar en la realidad contemporánea. El mundo, su infraestructura y su velocidad, consiguen apartar a la mujer que lleva un bebé consigo.
Tal vez por eso, una gran parte de la sociedad occidental aconseja a las madres recién paridas que busquen la independencia (imposible) de bebés, que son tan pequeños e indefensos que no sobrevivirían sin la presencia constante de un cuidador.
Entonces es cuando aparecen los portabebés. Y revolucionan la maternidad con la revelación de que podemos estar con nuestros bebés y, al mismo tiempo, vivir activamente en el mundo.
Lo curioso es que esto que parece ser una gran novedad, siempre fue así. Y además lo sigue siendo en muchos lugares. Las mujeres siempre han llevado a sus bebés con pedazos de tela, cuerda, paja trenzada, etcétera y continúan con sus vidas normalmente. Amamantan mientras trabajan, se mueven, cantan y bailan, crían a sus otros hijos. Participan activamente de la vida social de sus comunidades. Siempre con su bebé en un portabebés.
Desde el portabebés, el bebé se desenvuelve y aprende con la práctica, con los diferentes balanceos del cuerpo, con las diversas tonalidades de voces, las sonrisas, los llantos, las tensiones y relajaciones. El bebé participa activamente de todos esos momentos, integrado socialmente y cuidado atentamente. Madre y bebé pueden ir lejos, pero también pueden ir rápido, si es necesario.
Así fue como nació el proyecto Sling-se.
Nuestra página de Facebook tiene como objetivo divulgar la práctica y el uso de los portabebés, llegando al mayor número de personas posible. El proyecto comenzó con la voluntad de desmitificar algo que parece muy exótico, pero que es una simple herramienta al alcance de todos los cuidadores del mundo.
Un portabebés es algo que parece moderno y complicado para algunos. Para otros es algo primitivo que no combina con el mundo actual. Nuestra página existe para decir: sí, es primitivo. Y sí, también es actual, es simple y genial. Es más, no necesitamos apartar a nuestros bebés de nosotros para estar en el mundo. Y tampoco necesitamos aislarnos del mundo para ser madre o cuidador. Los bebés necesitan momentos de calma y tranquilidad, pero sobre todo se benefician del contacto físico y emocional. No existe mayor calma y tranquilidad para un bebé que el regazo de su cuidador.
Nuestro escenario real
Con el paso del tiempo, sentimos que la página era insuficiente para esta misión. Vivimos en Brasil, un país con una realidad social bastante compleja. La realidad de las mujeres embarazadas y puérperas brasileñas es desolador. Más de un 80% de partos realizados en los hospitales privados son por cesárea. En los públicos, el uso de la violencia obstetrica es frecuente. Por ley, las mujeres tienen que volver a sus trabajos a los cuatro meses del parto, pero ese tiempo es muchas veces menor.
Además, detectamos también una masiva exteriorización del cuidado de los bebés. En las clases sociales alta y media, los bebés están en guarderías o con niñeras. (En muchos casos, son mujeres que también deben dejar a sus hijos al cuidado de otras personas o instituciones para poder trabajar).
Según el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) las mujeres son las cabezas de familia en el 39,1% de los hogares brasileños. Acumulan las funciones del trabajo dentro y fuera de casa, la llamada doble jornada, ya que invierten 21 horas semanales en quehaceres domésticos. Mientras, los hombres apenas aportan 10 horas.
Por lo tanto los bebés brasileños reciben lactancia materna exclusiva, de media, 54 días. Y sin casi ninguna red de apoyo. La recomendación de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es un mínimo de 6 meses de lactancia materna exclusiva y hasta los 2 años con alimentación complementaria.
En Río de Janeiro, la ciudad en la que vivimos, gran parte de la población vive en situación de riesgo o exclusión. Es decir, no tienen sus derechos básicos garantizados. Y las mujeres-madres y sus bebés son quienes están en situación de mayor vulnerabilidad. Viven su puerperio en áreas de riesgo, a merced de varios tipos de violencia, con un reducido acceso a los servicios e informaciones más elementales.
Por eso, comenzamos también a actuar independientemente junto a las Unidades Básicas de Salud y Maternidad públicas, organizando talleres de portabebés. Algunos talleres son para la sensibilización y la divulgación de los portabebés. Otras son más prácticas, con nudos básicos.
Contamos con una formación inicial de agentes y profesionales de la salud. Ellos eran los responsables en la divulgación del uso de los portabebés. También conseguimos el apoyo de una fábrica que nos donaba tejidos, y nosotras aportábamos nuestro tiempo y energía.
En nuestras reuniones, además de hablar sobre los portabebés y su uso, la seguridad y la ergonomía, también hablamos sobre la autonomía reencontrada. Hablamos sobre las dudas que genera la maternidad, sobre el cuidado de los bebés, sobre vínculo, lactancia, expectativas, deseos, sueños. Con esto, también crecemos como mujeres y cuidadoras. Nos fortalecemos, creamos una red en la diversidad de las formas de estar y de ver el mundo. Y aprendemos, cada vez más, que existen tantas formas de criar hijos como personas en el mundo.
Proyectos de porteo que enamoran
Poco a poco fuimos logrando contactos importantes. Por ejemlo, la ONG Pro mundo, que nos invitó a participar en el programa Projeto P. Ahí trabajamos en el uso de portabebés para facilitar la igualdad de género. También para incentivar una participación masculina más efectiva en los cuidados de los hijos.
Asimismo, recibimos la invitación de UNICEF para hacer un trabajo con mujeres encarceladas de la penitenciaría Talavera Bruce. Utilizamos los portabebés para ayudarlas en los cuidados de sus hijos y la mejora del ambiente. Nos sirvieron para crear un vínculo fundamental en la relación entre las madres y los hijos. Son separados cuando los bebés cumplen los 6 meses. Es imposible en pocas líneas describir la situación de las mujeres y cuánto nos marcó esa experiencia.
Creamos este proyecto porque creemos que los portabebés son herramientas fundamentales para el ejercicio de una maternidad. Y también paternidad, autónoma, atenta y feliz. Más que eso, creemos que los portabebés son instrumentos para la transformación del mundo. La construcción de una realidad más amorosa, más cuidadosa y más consciente, pasa también por un cuidado especial para ese momento tan delicado que es el nacimiento y el cuidado de un nuevo ser humano.
La revolución será amorosa. Y creemos que los portabebés son el vehículo para esa transformación. ¡Todos nosotros, que hemos comprobado los beneficios de llevar a nuestros bebés encima, somos agentes y divulgadores de ese cambio! Somos parte de esa corriente de amor y cuidado. ¡Y cómo somos muchos, vamos a llegar muy, muy lejos!
Barbara Lito y Karen Kauffmann
Traducción: Emily Lara y Patricia Suarez
Fuentes:
https://www.facebook.com/Sling-se-1543324605886931/?fref=ts
http://bvsms.saude.gov.br/bvs/publicacoes/saude_crianca_nutricao_aleitamento_alimentacao.pdf
http://promundo.org.br/wp-content/uploads/sites/2/2014/08/promundo_manualp_06a_baixa1.pdf
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