
Portear es Compartir la Aventura
«Tengo ganas de bailar, tengo ganas de cantar». Eso fue lo que me dijo mi corazón el día que salí de mi primer taller de porteo. Aún recuerdo la sensación tan maravillosa que me hizo sentir llevar a mi bebé en brazos, su sonrisa junto a la mía y con toda comodidad.
Cuando nació mi hijo mayor tenía, como muchas mujeres, una visión muy poética de ser madre. Sin embargo me pillaron desprevenida algunas cosas:
- la alta dependencia del bebé de su madre: para eso no estamos prevenidas y en lugar de tomarlo como un corto tiempo maravilloso la sociedad nos prepara para querer que se acabe lo más pronto posible.
- Los llantos de mi hijo a última hora de la tarde: Mi hijo lloraba y lloraba sin consuelo y lo único que podía hacer era acompañarle, dar paseos por la casa, buscar posiciones que le fueran más agradables y aún así era desesperante.
- El uso de un carro que me daba la sensación de ir a un ritmo más lento y dependiente: Buscar alternativas de paso a lugares no accesibles, pedir ayuda para subir escaleras, las visitas a los lugares se volvían tediosas y a cámara lenta, ir a lugares donde había mucha gente era un horror. Las caras desagradables cuando «empujabas» con el carrito sin querer a alguien que llevabas delante, siempre tenía la sensación de irme disculpando, de ir pidiendo permiso a la gente, de ir pidiendo ayuda. Esto para una persona independiente como yo, era una sensación nueva y que me llenaba de malestar.
- Usé portabebés NO ergonómicos y fue una gran decepción. Aún recuerdo el dolor de espalda de cierto producto tras apenas un par de horas de lleva a mi bebé en brazos.
Un día y a lo lejos, ví una mamá caminando por la calle con su bebé en fular y su hijo mayor de la mano. Cuando volví a casa empezé mi búsqueda personal por internet. A los pocos días tenía mi fular. Al final acabé buscando una Asesora de Porteo porque sabía que podiá, pero no sabía cómo utilizar mi fular.
Mi hijo tenía 3 meses y aún recuerdo la sensación al salir de aquel taller. Fue tan fuerte para mi que pronto hará 8 años que me dedico al mundo de los portabebés y trabajo para que aquellas personas que lo deseen encuentren y aprendan a utilizar el portabebé o portabebés que mejor se adapte a sus necesidades.
Aún tengo en mi corazón grabado aquellos instantes en los que salí del taller con mi hijo junto a mi. Algunas veces nos abrazamos y se lo recuerdo. Su sonrisa junto a la mía fue el incio de una aventura que aún no ha terminado. Los portabebés también me ayudaron en la comprensión de mi hijo y de mi propia maternidad y puedo asegurarte que estoy aún hoy descubro cada día nuestra aventura maravillosa.
Una de nuestras aventuras, aunque hemos tenido muchas fue subir a los Alpes haciendo senderismo. Subimos a unos 2500m de altitud un día precioso de agosto. Muchas aventuras son simplemente el día a día cotidiano.
¿Cuál ha sido vuestra aventura?
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Merce, qué artículo precioso!!! Me encantó! y me gustó lo de la decepción, y es verdad… creo que lo injusto de los portabebés ergonómicos no está solo en que no son ergonómicos, sino que nos venden una idea hermosa que en definitiva no lo es. Gracias!
Gracias a ti Irene! <3 Nosotros heredamos dos de mi hermana y siempre me decía “ya verás con 3 meses no podrás con el bebé” y yo me negaba a creerla, hasta que ¡sucedió! Sabía que era posible portear de otra manera: fácil, sencilla, cómoda y menos mal que internet me ayudó en aquel precioso momento! :*