Sin duda el portabebe más polivalente de todos. Multitud de marcas para elegir y muchos diseños. Un rectángulo de tela que puede ir desde los 2,5 metros a los 5-6 metros de largo, dependiendo de la talla, y de unos 60 cm de ancho.
El mayor inconveniente del fular es la técnica necesaria para su uso. El fular precisa de un dominio que se adquiere fácilmente con la práctica. Es al usuario a quién corresponde preguntarse si estará dispuesto a tener un poquito de paciencia… ¡Aseguramos que merece la pena!
Todos los fulares poseen un libro de instrucciones y consejos fundamentales, pero a veces necesitamos un poco de ayuda.
La elección de nuestro fular vendrá determinada más por el gusto personal y por el precio que queremos pagar, pues hay para todos los gustos. Desde unos 60€ a 150€ los más caros. Se encuentran en el mercado en diferentes tallas, pudiendo determinar la nuestra con los cuadros indicativos de cada marca. Sin embargo, cuanto más largo sea nuestro portabebé, más nudos podremos realizar. Básicamente diferenciar entre fulares cortos, limitados a posiciones en la espalda y fulares largos, que pueden llegar a realizar todo tipo de nudos.
– Canguro delante, en la cadera o en la espald
– Cruz simple delante
– Cruz envolvente delante o en la espalda
– Bandolera, en la cadera
– Cuna, delante
Un fular permite hacer multitud de nudos diferentes con diferentes posiciones para cada momento del día o de la edad del niño-bebe. Cada uno de los nudos puede permitir varias posiciones como la posición del buda,… Además, está es una «ciencia» que crece con la propia experiencia y la de los papas y mamas usuarios y el gusto de los pequeños.
En general se aconsejan los tejidos rayados porque es precisamente esta forma de tejer lo que les da mayor consistencia, además los extremos son diferentes para poder diferenciarlos a la hora de ajustar el tejido. Los más conocidos son Hoppediz, Didymos, Storchenwieger, EasyCare, Lana y otros. También existen en una variable elástica, (los Moby, y algunas marcas como Hoopediz y Didymos) que tienen una menor duración ya que una vez que el bebe llega a cierto peso tienden a ser demasiado elásticos y por lo tanto incómodos.
En el fular porta-bebés así como en el resto de porta-bebés presentes en este sitio, tratan con total respeto al porteador y al bebé. Sobre la cadera, en la espalda o en el vientre… de cara al porteador, y en apoyo sobre sus nalgas y sus muslos. Su espalda está sostenida por el tejido, que sigue su forma en toda su longitud y igualmente redondeada. Sus muslos están elevados y separados, sus caderas se encuentran en una posición fisiológica correcta previniendo problemas de cadera como la luxación. En casos leves de displasia de la cadera está especialmente indicado. El bebé se encuentra relajado y su cabeza se apoya naturalmente hacia delante, sobre el busto o la espalda del porteador.
El cuerpo del niño está como “enlazado” con el cuerpo del porteador, sus muslos y sus piernas rodean su cuerpo. Esto es lo que además convierte el fular en mucho más confortable, ya que el peso está mejor repartido y no se encuentra disociado del de el porteador.
Cuando llevamos cara al mundo en un fular, el cuerpo del bebé no puede enlazarse alrededor del porteador. Está más lejos en el espacio dando lugar una disociación de los pesos y por lo tanto a la carga de un peso suplementario para el porteador. Además, su espalda no está sostenida por el tejido, está simplemente apoyada contra el torso del porteador. Finalmente sus piernas se encuentran “colgando”, salvo si las sostenemos con las manos, es difícil de conseguir una posición fisiológica adecuada en posición cara al mundo.
La postura corecta para un bebe cargado es una posición en la que parece estar en «Posición en cuclillas»