Os podría contar muchas cosas de todos los años que este saquito lleva en el mundo del porteo, porque de eso se trata mi blog.
Sin embargo, hoy, en el día de su cumpleaños, quiero celebrar a mi abuela. Una bisabuela cangura muy especial. Hace tan sólo 15 días nos dejó de forma repentina tras no superar una cirugía de cadera.
Mi bisabuela cangura
No era como las «típicas abuelas» tiernas y cariñosas. Mi abuela fue, ante todo, una mujer decidida, trabajadora, fuerte, terca, sincera. Pero también de esas que te dicen de verdad lo que piensan aunque te lo esté «escupiendo» a la cara, aunque te quiera. No se andaba con miramientos. Uno se acostumbraba y acababa queriéndola por ello. Y sobre todo y ante todo, fue una gran gran abuela y sin dudarlo, una gran superbisabuela.
No te voy a mentir. Dado su fuerte carácter, en nuestra vida juntas a veces me lo puso difícil, jeejejej o yo a ella. Sin embargo, esa misma vida quiso que al final la sinceridad y el cariño imperara entre nosotras. Se debió a muchos motivos y durante muchos años. Para mi, ella es y será siempre, mi abuela Antonia: un referente muy importante de vida, una fuente de inspiración, de cariño y por qué no, de historias divertidas.
Es imposible resumirte su vida… Fue muy rica en acontecimientos. Con casi 88 años dejó de ir a estudiar al colegio, porque necesitaba tomar tres autobuses diferentes para llegar, y volvía a casa de noche. Allí encontró no sólo estímulo, sino amigas y cariño.
Con 88 años aún iba casi todos los días a la piscina. Aún me parece verla tirando de su maletilla de ruedas con su andar renqueante, pero decidido subiendo la cuesta de Ramón Gomez de la Serna. El agua siempre fue su bálsamo. Sus amigas, una gran motivación.
Tenía unas manos que a las plantas resucitaba y daba vida y alegría. Vivía con una pensión de 500€ y a pesar de todo hacía maravillas con ello. Hacía de su vida un reciclaje continuo, un saber que deberíamos aprender todos. Y sí, sí me refiero a recuperar todo y en todo momento, hasta lo que encontraba en la basura. Nadie como ella podía encontrarse un televisor nuevo con caja y todo, una máquina de coser o vete tú a saber qué. Una persona proactiva a quien las circunstancias, los otros, o las opiniones de los demás, nunca detuvieron. Una mujer salvaje, una mujer sabia.
Me enseñó muchas cosas y hablamos y compartimos mucho más de lo que yo hubiera imaginado.
Mi bisabuela cangura y los portabebés
Gracias a ella, Mi Saquito Mágico encontró un lugar adecuado para realizar talleres de porteo (en el salón de su casa). Más de dos centenares de bebés, niños y familias pasaron por allí durante más de 3 años, casi cada fin de semana. Le encantaba ver tantos bebés en su salón, pero nunca o casi nunca se la veía aparecer. Saber que ayudaba un poquito para que más bebés estuvieran en brazos más tiempo la llenaba de alegría. También en el salón de su casa se firmó la creación de la Asociación Red Canguro. Fue nuestro primer lugar de encuentro, en el que se consolidaban tantos sueños por un día, la oficialidad de un punto de partida.
Ella me apoyó en cada paso y estuvo a mi lado cuando más la necesité.
Esta es la bisabuela cangura cuando probó a llevar a su única bisnieta en portabebés. Puedo decirte lo muchísimo que lo disfruto y casi no tengo que decirte lo orgullosa que siempre estuvo de sus 3 hijos, 3 nietos y 5 bisnietos porque lo lleva escrito en la cara. Nosotros también lo estamos de ella, por si no lo habías notado.
Antonia Culebras Montero (17/abril/1927 – 2/abril/2016).
Toda tu familia y amigos te echaremos muchísimo de menos. <3
Gracias por una vida llena de ti y de tus enseñanzas.
Tu ejemplo nos guiará muchas veces, no me cabe la menor duda.
Cuida de las mujeres de tu vida <3
¡Cuéntame qué necesitas y hagámoslo realidad!


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