
Posteriormente la figura segunda principal, que no secundaria (el padre o quien integra la triada) es quien le abre paso al camino social, la intereaccion con el medio. Sin embargo, el amor y el apego que se siente por las, tías, abuelas, abuelos… como decía mi amiga Lara, en Red Canguro, el “instinto abueril” o “apego sobrinal”, aunque no existan como términos, no quiere decir que no existan, ni por ello su amor sea de inferior calidad.
A estas figuras de apego la antropóloga Sarah Blafer, típicas de los animales en tribu, los denomina allo-padres. A través de diversos taxones, los animales que se crían cooperativamente dependen de «ayudantes en el nido», extraído principalmente de las filas de los pre-reproductivos.
Un sistema de guardería eficiente y ordenado siempre evolucionado,
reclutas a los que básicamente se solicita así:
«Se busca cuidador con experiencia, de cuerpo entero, desinteresado, sin expectativas reproductivas futuras. Puede o debe estar relacionado genéticamente con mis hijos y proporcionar sus propias comidas, así como comidas ocasionales para los niños mayores.»
Cuidar en tribu
Para las tías, las abuelas, los abuelos, los primos mayores, el nacimiento de este nuevo ser es una extensión más de su tribu, de su familia, a través de los miembros más jóvenes. Ese sentimiento de apego es tan grande, que quienes han sido tías antes que madres, dicen que ya habían sentido ese amor profundo que sentimos hacia nuestros hijos a través de sus sobrinos.

La familia es una gran familia cangura
Considerar la educación como una tarea de los padres, el cariño, la seguridad, el respeto, los límites sociales que nos salvan la vida y la empatía a otros seres humanos se aprenden también de toda la familia. de toda la tribu. Siempre y cuando la tribu sea capaz de dar primero lo mismo, contribuiremos a un mundo con más escucha.
Incluso de aquella parte de tu familia que no comparte sanguinidad contigo. Las familias son muy variadas, los allopadres forman parte de esa nube.
Entonces, tambien los alo-padres deberían:
observar, aprender los cuidados
y por supuesto aprender a portear
a nuestros bebés si están a su cuidado
Muchas veces podemos pensar o dar por sentado que ellos no van a querer, al mismo tiempo que alimentamos la sensación de que portear no es para todo el mundo, «que ojalá ellos hubieran conocido este mundo cuando nosotros éramos bebés» o, en el caso de nuestros hermanos, que «primero deben tener sus propios hijos para poder sentir lo que es llevar tan cerquita». Y si bien es cierto que a veces la solución eres tú, como madre o padre. Delegar los cuidados si tu lo deseas y en las condiciones que tú lo deseas también está genial, y enseña a otros a cómo cuidar.
Criar en tribu es posible.
La frase obsoleta de «No los cojas que se van a acostumbrar«,
también se quedó obsoleta para los familiares y «ayudantes de nido»…
Fomentar una crianza sin violencia empieza también por las ganas de saber, querer aportar sin entorpecer y dar la empatía necesaria.
¿Y si implicarse en la crianza fuera sólo acompañar, cuidar
y ofrecer la posibilidad de llevarlos en brazos
sin miedo a malcriar? ¿Qué sucedería?

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